viernes, 25 de septiembre de 2009

Por su seguridad


Hoy mi amo ha ido a registrar su teléfono móvil por la famosa ley del Ministerio del Interior. Si hombre, esta, la que obliga a los poseedores de teléfonos de prepago a registrar sus datos personales para que no le corten la linea.

Esto se sabe desde hace mucho tiempo, y mi amo y yo hemos estado reflexionando al respecto todo este tiempo. Aunque igualmente él iba a hacerlo para no perder la línea (no vayan usted a pensar que se trata de un librepensador neoliberal ni mucho menos), un asunto como este no podia dejarse de lado para las filosofadas.

Ante cualquier pregunta que se pudiera plantear, el Ministerio del Interior ofrece descargarse gratuitamente un PowerPoint con toda la información al respecto. Sin embargo, hay una pregunta que no resuelve: ¿Por qué?

Los hay muy recelosos de tener que ir dando los datos personales por todas partes, porque por mucha ley y mucha protección de datos, al final nunca se sabe quién lidia con esos datos, y todos los que se ocupan de ello son humanos. Y como tales, cometen errores, como ha pasado, hace tiempo y repetidas veces, con historiales médicos de gente.

Al no recibir la respuesta satisfactoria por parte del Ministerio, acudimos a otras fuentes de información general: el ciudadano de a pie, ese gran informado de los acontecimientos más recientes. Al comentar acerca del tema del registro, planteamos la pregunta "¿Por qué?", recibimos 2 respuestas diferentes:

- Porque si no lo haces, te quedas sin linea.
- Para que no te tomen por terrorista.

... pues mucho me temo que estas respuestas no terminaron de encajar con el propósito de mi pregunta, más que nada, porque la primera suena a amenaza para niños ("si no te comes la verdura no verás la tele"), y la segunda echa por los suelos el derecho a la presunción de inocencia. Como, repito, ambas respuestas no terminaron de convencernos, mi amo insistió de nuevo en el por qué de esas medidas, de cortar una línea que uno  habia pagado religiosamente y el de tomarle por terrorista, a lo que la respuesta, tras 3 intentos, fue: "eres un cabezón, siempre tienes que ir a la tuya".

Creo que sobran los comentarios al respecto,  y ello confirma muchas teorias sobre el "ver, oir y callar".

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