martes, 26 de octubre de 2010

Who wants to Live Forever?


La inmortalidad, ese anhelo de la humanidad. Ese fútil intento de autosuperación, de negación de los límites propios, de querer ir más allá. Una vida de más de mil años, viendo la evolución del ser humano, sus progresos y sus decadencias. Viendo a la gente venir y marcharse.

La inmortalidad no se anhela siempre en forma de vida perpetua, sino también en intención de recordatorio universal de algo. Tras casi 25 siglos, aún seguimos hablando de Platón, Aristóteles, Heródoto, Arquímedes.... grandes nombres que hicieron algo para la evolución. O simplemente hicieron una gesta digna de recuerdo: Julio César, Galba, Carlomagno, Martin Luther King... De un modo u otro, sus nombres han quedado acuñados a la inmortalidad de la palabra y la escritura.

Muchos son los que buscan una de estas (o ambas) formas de inmortalidad. ¿Yo? Me conformo con ser inmortal en la memoria de quienes me rodean.

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La canción de hoy viene con motivo que últimamente se ha hablado mucho por donde suelo revolotear de los escoceses, y me parece muy bien que la gente se acuerde de Trainspotting, una de las mejores películas de los años 90. Pero quiero romper una lanza en favor de otra película que habla sobre las Tierras Altas, y que ha inspirado esta entrada de hoy.



Con todo el cariño para Connor McLeod.

domingo, 16 de mayo de 2010

You can be anything you want to be...


Humanos y animales somos contradictorios por naturaleza. Anhelamos lo que no tenemos, y cuando lo conseguimos echamos en falta no tenerlo.

Hace muchos años yo era un pajarito solitario con ansias de tener gente en la que confiar, fieles amigos que no se despegaran de mí cuando las cosas estuvieran en su momento bajo. Gente en la que confiar cuando necesitara consejo. Hoy, tras una lucha que ha durado décadas, y tras meses de haberlo conseguido, desearía no tenerlo.

Hoy es un día en el que desearía abrir la puerta de mi jaula y escapar, huir lo más lejos posible. Sin que nadie me viera, sin dejar preocupado a nadie de mis intenciones, porque simplemente no las explicaría. Ganas de esconderse y no tener que soportar las miradas de preocupación, las preguntas intentando indagar lo que ocurre en mi mente. Simplemente esfumarme una temporada.

Porque cuando se agotan cosas como la esperanza, los deseos, los sueños, la felicidad... se agotan y desaparecen, ¿qué nos queda para seguir soportando las estampidas que nos acechan sin parar al otro lado del escudo?

Dice la canción de Queen a la que llevo enganchado cuatro días: Oh yes we'll keep on tryin' 'Till the end of time. Venga ya, qué me estas contando? No entiendo por qué no puedo parar de escucharla con esta letra que no me aporta nada. El tiempo no terminó, y dejé de intentarlo. ¿Qué queda cuando todo muere? La tierra inerte sin vida. No merece esfuerzo recuperar la mínima esperanza por ella. Arrojarla a la basura.



You can be anything you want to be
Just turn yourself into anything you think that you could ever be
Be free with your tempo be free be free
Surrender your ego be free be free to yourself

viernes, 30 de abril de 2010

Podemos ser héroes sólo por una noche



Cuando hablamos de héroes, nos vienen a la mente los estereotipos del ser que realiza una gran azaña de bien para derrotar a un mal que puede acabar con la colectividad. Todos hemos soñado alguna vez, quien más quien menos, en encontrarse algún día en una aventura así para rescatar a una dama en apuros o para derrotar a un mal casi divino.

Enlazando un poco con la anterior entrada, todos los que hemos jugado alguna vez a The Legend of Zelda hemos soñado con luchar contra malvados monstruos con nuestra espada maestra y rescatar a la princesa de las garras del malvado Ganon. O meternos en una investigación para evitar la destrucción del mundo con los cachivaches más sorprendentes y un reluciente esmoquin como James Bond. O reencontrar nuestra historia descubriendo tesoros perdidos, como el Arca de la Alianza, en recónditos lugares a lo Indiana Jones. Pero que no os engañen, en la vida real también existen esos héroes. Pero son escasos

Hay otros héroes, sin embargo, cuya leyenda no perdura y se pierde en la historia. Quizás porque no realizó un acto por el bien colectivo, quizás porque nunca blandieron un arma para luchar contra un mal supremo. Su leyenda se desvanece junto con sus recuerdos, y nadie conoce su historia. Pero existen. Y son aquellos que reciben una estampida tras otra y resisten para conseguir un objetivo -no necesariamente una reliquia de la historia- o para ayudar a alguien en apuros -no necesariamente una princesa- soportando su propio dolor. Aquellos que ponen toda la carne en el asador para mejorar como personas día a día, soportando las flechas que la gente le tire para conseguir liberarse de sus temores y sus errores.

Héroe es aquel cuya vida no es un camino de rosas: nunca podrá viajar por todo el planeta por no disponer de recursos, y salir a una gran aventura es esclavizarse en un trabajo de 10 horas diarias; y que sin embargo, consigue tirar adelante su vida y la de su familia. Es aquel que abre su corazón a quien cree que lo merece, exponiendo sus mayores puntos débiles y arriesgándose a ser herido mortalmente (en sentido metafórico), pero tiene el valor y el coraje de hacerlo. Aquel que se enfrenta a las adversidades de la vida levantándose cada vez que cae, sin importar cuántas veces ni con qué frecuencia cae.

Héroe es también el denominado artísticamente anti-héroe, el que lucha por una causa personal y no por un bien común, y dará los pasos que sean necesarios para conseguir su objetivo. Pero anti-héroes también es el que daña a la gente sin darse cuenta, sin proponérselo y sin quererlo, para lograr un objetivo. Porque de héroes es darse cuenta que a menudo la mente y el corazón se ofuscan en su afán de lograr lo deseado, e intentar paliar el daño causado sin intención.

Porque todos alguna vez hemos sido unos héroes, aunque estuviéramos sentados en la silla delante del ordenador. Un homenaje para todos en unos días como estos donde uno no está seguro si ser un héroe compensa el daño que recibe:


Did you ever know that you're my hero,
and everything I would like to be?
I can fly higher than an eagle,
'cause you are the wind beneath my wings.

sábado, 24 de abril de 2010

Trifuerzas pajariles


Siempre que hay un gran cambio en mi vida, una ruptura temporal entre un estado y el siguiente, hago un reencuentro con el pasado para reencontrarme a mí mismo.

Donde mejor me puedo apoyar en cualquier momento es en la fantasía, la imaginación y la creatividad.  Estas tres características son compartidas por un ámbito que desde siempre ha estado a mi lado: los videojuegos. Recuerdo que cuando tenia 8 años me regalaron mi primera consola de videojuegos. No era la más potente del mercado ni tenía los mejores gráficos, pero era la que quería. Con ella descubrí dos apasionantes juegos que crearían un eco en mi alma, que hasta ahora ha resonado.

En 1999 llegó a esta mi humilde morada un juego que cambió mi vida. Era una época difícil en la que la vida no era precisamente un camino de rosas, y más bien era un negro nubarrón sin visibilidad de ningún tipo de futuro. The Legend of Zelda: Ocarina of Time se convirtió en un pilar para mantener mi cordura y la esperanza de una vida mejor.

Ocarina of Time no es más que un copia-pega de historias ya creadas, ninguna mente lumbrera inventó nada. Sin embargo, la combinación de estas historias con los personajes del universo Zelda me caló. El juego tiene una magia indescriptible, unas ansias de embarcarse en fantásticas aventuras y de conocer a gente que vale la pena. Porque lo reconozco, nunca he sido de tener amigos, y siempre soñé con tener una mejor amiga como Saria, un fiel animal como Epona y camaradas que estuvieran a mi lado ayudándome como los Sages.

Ahora es cuando más necesito esa dosis de fantasía y esperanza. O como les he ido diciendo a mis compañeros, que ahora son como Sages para mí, una dosis de Fuerza, Coraje y Sabiduría. No soy un héroe legendario, ni siquiera he hecho nada en mi vida que merezca ser recordado eternamente, pero nunca he sido tan malo como para no merecer ahora un chute de Triforce.

Me voy, que tengo que ver a la Princesa. Creo que me requiere para conseguir las Piedras Espirituales para abrir la puerta del tiempo, coger el arma mágica y derrotar a la sombra del bosque.

What's your name? .... Ardi? Strange... it sounds somehow... familiar.

martes, 8 de diciembre de 2009

Cine y estado de ánimo



Si existe una película que me suba el ánimo en los momentos de bajón, que sea esta la elegida.

El humor nunca sobra, y menos cuando uno se siente con los ánimos por los suelos, como ocurre hoy conmigo. Lo curioso es que es el segundo puente de diciembre que paso en estas condiciones. Por suerte, no ha sido el puente entero.

Aunque debería ser la música quien me animara estos días, ella es una acompañante que tan sólo incrementa mis sentimientos del momento: si estoy triste, me hace estallar en lágrimas; si estoy alegre, me aúpa a comerme el mundo; si estoy enfadado, me carga de furia.

En cambio el cine me traslada al estado que busco. Me emociona cuando estoy demasiado insensible, me hace reír cuando estoy demasiado serio o, como ahora, me anima cuando estoy de bajón. Por suerte, durante este año el cine ha sido un buen compañero de viaje que me ha hecho descubrir un nuevo mundo. Ha sido, sin duda, el amigo del año, en detrimento de la música, que lo fue el año pasado (y este año ha sido el segundo amigo del año). Ambos cumplen su función y no piden a cambio más que el prestarles la atención que merecen.

Sobre Los Cazafantasmas no hay mucho que decir que no se haya dicho ya mil veces. Simplemente me hace sonreír y olvidar por qué me siento tan mal. Aunque es algo que debería tomarme con más calma, porque es una especie de Déjà Vu que debería poder controlar. Por suerte, puedo contar con la ayuda de mi querida padrina alondra para rescatarme con sus palabras y vaciar mi mente de tonterías y rellenar mis plumas con energía.

¿No dije que esta nueva etapa seria más personal? Pues ahí está.

- ¿Cree en los ovnis, la proyección astral, la telepatía mental, la percepción extrasensorial, la clarividencia, la fotografía de espíritus, el movimiento telekinético, los medios de trance total, el monstruo del Lago Ness y la teoría de la Atlántida?
- Si me pagan el semanal con regularidad, creeré en lo que usted quiera.

jueves, 26 de noviembre de 2009

Relaciones entre literatura y arte musical



Ocurre a veces que tras ignorar durante un tiempo algo, de repente nos sentimos atraídos por unas repentinas ganas de retomarlo con fuerza. Estos días, así me ha sucedido.

No es que llevara tiempo sin prestar atención a AC-DC. Continuaban formando parte de las canciones que suelo escuchar a menudo en mi reproductor de mp3 (me niego a pasarme a un ipod). Sin embargo, tan sólo me interesaban un par de canciones mal contadas. Y ahora es cuando viene la grandeza de la lectura.

Hace poco me acerqué a la biblioteca para recuperar mi espíritu lector y, entre otros, una de las obras que tomé fue una biografía de AC-DC escrita por una aficionada. A medida que avanzaba en la lectura, me iba pareciendo más y más interesante, hasta el punto que me hice con un par de discos y retomé al grupo. Ahora, el 99% de mi mp3 está cargado de canciones suyas (llamémoslo época monotemática).

No es la primera vez que algo así me ocurre. Tiempo atrás también me hice con una biografía de Pink Floyd, y el resultado fue el mismo.

PD. Tengo mono de Terry Pratchet. No es broma.

viernes, 23 de octubre de 2009

It's raining in mainland



Un nuevo día amanece en la gran ciudad. Y se despierta con fuertes lluvias. Y, cosas de la ciudad, esta se paraliza por completo.

En muchas partes del mundo, y tampoco muy alejadas de nosotros, la lluvia es recibida con alabanzas. Sin embargo, algo ocurre con la ciudad que queda en modo standby. De repente la gente se apresura a encontrar refugio donde sea y quedarse allí paralizada observando la tormenta. No importa que lleguen tarde o tengan una cita importante, allí se quedan.

Sin embargo, la verdadera emoción está en el subsuelo de la ciudad. Y es que otra cosa divertida de las tormentas en la gran ciudad es que, más que tormenta, parece el fin del mundo. La gente se agolpa, hacen cola desesperados por acceder al metro, casi dándose tortas. Los vagones van llenos hasta la bandera, la gente utiliza el metro por una simple estación, que no estará más lejos de 2 o 3 calles. Pero cuidado, que se van a mojar e igual el agua trae Gripe A o virus infeccioso de esos que te convierten en zombie, como en las películas. Me imagino, en un futuro lejano y apocalíptico, una escena consistente en un mes entero lloviendo de forma contundente (sin exageraciones), nadie presentándose al trabajo por estar paralizados por la lluvia, todos despedidos y exigiendo ayudas al gobierno porque la lluvia les ha incapacitado para trabajar.

En la gran ciudad, siempre es divertido ver cómo se recibe a la lluvia.